La década de los 60 y 70, se caracterizaron por ser la cuna de diferentes movimientos sociales, políticos y culturales, cómo el movimiento por los derechos civiles, el movimiento de mujeres, LGBTIQ y la generación de Woodstock, y el amor libre. La labor de estos movimientos abrió nuevas formas de ver, construir y experimentar la identidad, la conducta sexual y el pensamiento político, entre otras, resaltando el pluralismo cultural y étnico que en su momento empezaba a ser reconocido.

Este ambiente de apertura y pluralidad que buscaba el reconocimiento de la diversidad en todos los aspectos, tuvo para algunos un freno en seco. La aparición del primer caso de VIH en el año 1981, en Estados Unidos, California, en dos jóvenes homosexuales, fue la puerta para un nuevo episodio de discriminación y estigma contra grupos poblacionales. El pánico y la incertidumbre por el desconocimiento del nuevo virus no dio espera a la salida de fake news, que contenían información basada en rumores que se esparcían como marea en las sociedades, sumado al estigma y discriminación que impulsaban las comunidades creyentes, relacionando el VIH como un “castigo de dios” hacia los homosexuales y la exclusión de la comunidad LGBTIQ por parte del ejército estadunidense.

En el panorama colombiano, la diversidad se quedaba a puerta cerradas, temerosa de la discriminación, estigma y violencia que se vivía en el asfalto de la calle.  Corroborado por el código penal de 1936, que consideraba cómo un delito con 3 años de condena, el simple hecho de expresar amor hacia una persona del mismo sexo.

Fabian Betancourt
Fabian Betancourt

Durante los primeros años de la década de los 80, la cultura de la violencia aumentó significativamente, desde el carro bomba por parte de los narcotraficantes a la llegada del alba, la limpieza social a manos del sicariato y las autodefensas, sumado al toque de queda impuesto por uniformados. A pesar del terror, confusión e incertidumbre que había en el ambiente, se continuaba sembrando el cambio y el avance por parte de ciertos personajes cómo Manuel Antonio Velandia Mora, que ayudó a desmantelar la despenalización hacia la libertad sexual, por medio de la ley 100 de 1980 y promovió conformar el “ARTivismo Queer”, en donde los besos y abrazos eran formas de expresar amor libre de etiquetas.

En 1983, se registra el primer caso de VIH en  Colombia, en una joven cartagenera, producto de la forma de trabajo que ejercía, el cual, era tener relaciones sexuales pagas, por lo tanto, al llegar al país se encontraba en un estado SIDA sin posibilidad de recuperarse. Sin embargo, de momento para esa fecha, la información que se tenía acerca del VIH, era más de un contexto internacional que nacional, al momento de que los periódicos se limitaban hacer copy y paste de los titulares extranjeros. Esto lo corrobora la experiencia vivida de Fabián Bentancourt, Licenciado en Ciencias Sociales, dedicado a la investigación acerca del VIH, prevención, salud sexual y reproductiva, trabajando con diferentes poblaciones como gays, mujeres trans y comunidades indígenas.

“Yo recuerdo haber leído un artículo de página y media del Tiempo, que decía el cáncer gay, me lo llevo un amigo, sinceramente fue terrible, estaba impactado por todo lo que estaba pasando, sin embargo como era un contexto global más no nacional, uno lo veía con cierta distancia.” – Me comparte Fabián su reacción al tener por primera vez conocimiento acerca del VIH.

Así mismo, él comentaba que las noticias eran escasas mientras que los rumores se cultivaban de boca a boca, esta tradición juglar se mantuvo hasta mitad de los 90, en donde, el primer caso sale a la luz pública.

Por ende, Fabián comenta lo siguiente “Hasta el 94 que comienzo a trabajar acerca del VIH, tengo la información acerca del primer caso registrado en Colombia, que sucedió entre el 83-84, el cual fue el caso de una mujer cartagenera,  lo cual era muy particular, ya que en la mayoría de países, los casos eran de hombres homosexuales, totalmente diferente en el caso latinoamericano, al ser las mujeres las primeras víctimas del VIH”.

La aparición del VIH en Colombia obliga a las escuelas a desmantelar la cultura de la ignorancia acerca de la sexualidad, cómo una política de educación, para evitar un incremento de casos del nuevo virus, a pesar, de que como tal la educación sexual se añade al currículum de manera oficial en 1993. Cómo resultado la discusión entre lo moral y lo placentero no dio espera, aumentando los tabúes ya existentes y desinformando a los estudiantes con verdades a medias, debido a la influencia de visiones conservadoras en la educación que buscan restringir la libre expresión de la persona, bajo la idea de que este tipo de pensamiento puede recibir un castigo divino cómo contraer VIH. Relegada quedaba la información científica. Otra de las debilidades de esta situación fue que el contenido era dirigido solo a hombres que cursaban décimo y once grado, excluyendo a mujeres y niños, lo que para la visión de la época implicó obviar temas como embarazo adolescente y prevención de otras ITS.

La creatividad de la prensa amarillista de la época, saturó los medios de comunicación con títulos sensacionalistas, información sin sustento científico y promoviendo apodos fuera de contexto del VIH como “la peste rosa”, incrementando el pánico en las personas y la cultura de la discriminación hacia la comunidad homosexual, las personas con alta actividad sexual y consumidores de sustancias psicoactivas.

En la primera línea de fuego contra el virus, el hospital público Simón Bolívar fue una de las primeras instalaciones en atender a personas con VIH, a pesar de la poca información que tenían acerca del virus por el avance prematuro que tenían las primeras investigaciones internacionales. Entre desconcierto y temor llegaban los pacientes, cómo el caso de Fernando Molano Vargas y su novio Diego. Durante sus estadías fueron acompañados por el bondadoso doctor como lo llamaban al profesional Gabriel Martínez Arciniegas, al ser un médico sin etiquetas morales, políticas y sociales. Historias como estas fue testigo las instalaciones del hospital e inmortalizadas en libros cómo: Vista desde una acera por Fernando Molano Vargas y Peregrinos del sida por Luis Cañón.

A mediados de 1988, los casos de personas contagiadas por VIH iban en aumento, en respuesta se desarrollan espacios de educación dirigidos al personal de salud y a la comunidad, acompañado de laboratorios que faciliten el proceso de análisis y diagnóstico de los pacientes, nombrado el plan Nacional de Prevención y Control del SIDA.

Este  plan Nacional tomará fuerza con la llegada de los años 90, en donde, se va a comenzar hablar acerca de la diversidad y de la comunidad LGBT, como resultado del impacto del VIH y SIDA, a causa de la cantidad de casos que había en el mundo. Sumado al estigma y discriminación que se ejercía, lo que se traducia en las restricciones que se tenían para acceder a la información, haciendo que las personas fueran más vulnerables, al estar relegadas de los circulos de protección.

En este momento, Fabián a continuación recalca la importancia de la inclusión- “Entonces cuando se empieza el análisis, se dan cuenta que la solución se encuentra en la inclusión, porque si incluimos a las personas en  los sistemas de salud, cultura e información, adquirimos un capital intelectual, que nos permite hacer frente, ya que si uno no tiene la información adecuada, entonces uno no sabe que hay que hacer. Lo cual no es fácil, ya que al hablar de estos temas, los grupos tradicionales se alarmaban en cuanto a la ruptura y cambio que se trataba de producir.”

A pesar de esto, la secretaría de salud se vio en la tarea de promover campañas de educación en bares, para desmantelar las mentiras acerca del VIH e invitar a las personas a no temer ser castigadas o señaladas por su entorno social al usar un condón. El nacimiento de la Consejería Presidencial, permite reorientar las iniciativas de educación para las escuelas, creando espacios de charla acerca de la sexualidad, incluyendo términos como la open mind, el placer y la responsabilidad sexual.

Fabián a continuación comparte una particular actividad que se desarrolló en la primera alcaldía de Mokus, directamente relacionado al tema de la diversidad. “En el campín, se colgó un gran estandarte que decía LGBT, lo cual se hizo para generar una expectativa acerca del nombre. Esto se considero una toma del espacio público para que la gente empezara a cuestionarse acerca del tema y darle reconocimiento a la comunidad que habitaba por esa zona, lo cual desencadena los diferentes movimientos de derechos y de ciudadanía, en donde el VIH se alia con el feminista, por ende, estos comienzan a mover el tema de la sexualidad en Colombia.”

A inicios de los 2000, el plan Nacional de Prevención y Control del SIDA se ve reformado, en base a los acuerdos llegados en la reunión extraordinaria de la Asamblea General de la Naciones Unidas sobre VIH y SIDA, en donde la niñez, la vulneración de derechos y las poblaciones afectadas por el conflicto armado o desastres naturales, eran los compromisos a cubrir a lo largo de los años. Durante este periodo, se dibujaron nuevos horizontes, cómo la participación de la sociedad civil, la promoción de la educación sexual y reproductiva, por último, el refuerzo a los servicios de salud.

A pesar de los grandes esfuerzos por parte de las organizaciones de salud, el número de casos de VIH es significante, en base al último estudio estadístico realizado en el mes de junio del 2021 por parte del Observatorio de Bogotá SaluData, en donde la población de 20 a 34 años presenta el mayor número de casos, con un 53,5 por 100.000 habitantes, por ende, la causa de transmisión es vía sexual, con un 62,2% por relaciones homosexuales, el 29,4% por relaciones heterosexuales y el 7,9% por relaciones bisexuales. Sin embargo, se debe considerar que el 90,8% de los casos son reportados en estadio clínico VIH, mientras que sólo un 7,5% y un 1,7% son casos asociados a SIDA. En respuesta, el nuevo plan Nacional está enfocado a la promoción de campañas de salud hacia las poblaciones vulnerables y el acceso universal a condones, inyecciones seguras y la profilaxis preexposición (PReP).

Sumado que uno de sus compromisos era que todas las metas debían lograr el 90 90 90, para el año 2020, es decir, que el 90% de las personas con VIH se hubieran realizado la prueba, y de esa población, el 90% estuviera en los centros de salud, por ende, el otro 90% tuviera acceso a los tratamientos necesarios, lo cual no se ha logrado.

En respuesta a este panorama, Fabián dice lo siguiente: “Todavía es un tabú el realizarse la prueba de VIH, lo cual debería considerarse algo normal como cualquier otro examen de rutina. Se puede decir que en las principales ciudades el tabú ha disminuido, pero si nos ubicamos en la zona rural, se tienen unas falencias muy grandes, eso sumado que la persona solo tiene acceso a medios tradicionales, ya que la información está sesgada por una mirada conservadora acerca la sexualidad, el placer y ejercer la sexualidad como tal, por ende, generando un estigma de lo que se debe hacer y no hacer.”

 

 

Bibliografía

Por: Juan Felipe Araque Mora

(Foto: Freepik)

La psicología es la ciencia de la salud encargada de examinar los procesos mentales del ser humano observando así su entorno e interacción a nivel físico y social, en relación frente al tema del VIH tiene un rol fundamental. Si bien para una gran parte de la población no tiene relevancia el acceder a dichos servicios, el seguimiento psicológico es beneficioso para las personas seropositivas al generar adherencia al tratamiento antirretroviral, aceptación del diagnóstico y promover el autocuidado entre las diferentes consecuencias positivas que trae consigo la terapía.

LigaSida comprende las diferentes realidades de las personas que viven con VIH y la necesidad de la asistencia psicosocial, por esta razón hemos contactado a tres especialistas de la psicología los cuales están familiarizados en abordar el tema de VIH y SIDA.

Mónica Narváez con más de 10 años de experiencia en VIH en intervenciones, trabajos relacionados con calidad de vida, salud mental y adherencia al tratamiento a través de intervenciones psicoterapéuticas.

José Romero, experto en priorización de tamizaje a grupos poblacionales de alto riesgo de infección con VIH. Experiencia en gestión de acceso al tratamiento en centros de salud, promoviendo hábitos de vida saludable y autocuidado.

Paola Gómez, Psicóloga , especialista en desarrollo humano, con 20 años de experiencia en el trabajo con Vih. Ha acompañado programas y proyectos nacionales en el tema y actualmente hace parte de la Secretaría Distrital de Salud de Bogotá.

 Debido a su extensa experiencia en el área estos expertos darán respuesta a las incógnitas presentes.

 

¿Cuándo una persona es diagnosticada con VIH por qué es importante contar con un seguimiento psicológico?

 Mónica Narváez:

 Se recomienda contar con acompañamiento psicológico desde el inicio del diagnóstico. Al momento de acudir a los especialistas lo primero es desmitificar las creencias negativas frente al VIH, eliminar estigmas y prejuicios, comprendiendo que el vivir con VIH no es impedimento para cumplir los sueños, metas y propósitos, principalmente entender que NO es una sentencia de muerte. Generando así un espacio seguro para las personas seropositivas.

El seguimiento es vital en promover el afrontamiento y aceptación de la situación, asimismo ayudar a controlar los altibajos de los estados anímicos dado que se pueden desencadenar episodios de depresión o confusión. Se fomenta conciencia de autocuidado donde se incentiva adherencia al tratamiento antirretroviral.

 

¿Por qué existe pánico en las personas recién diagnosticadas de VIH cuando se habla de acudir a profesionales de psicología? ¿Cómo se combate este pánico?

 Mónica Narváez:

 El temor frente a un diagnóstico positivo principalmente inicia desde la sociedad, el pensar en la discriminación, prejuicio y rechazo, son factores presentes en la población recién diagnosticada. Sumando el imaginario negativo y desconocimiento frente al tema de VIH, donde se pueden generar espacios sumamente negativos al evitar asistencia psicológica.

Es primordial comprender que el acompañamiento psicológico no es exclusivo para personas que viven con VIH, eliminado así ideas erróneas donde se cree que se asiste a un psicólogo al momento de padecer alguna enfermedad mental. Toda persona necesita una red de apoyo. Siendo así el psicólogo un profesional que acompaña, el cual hace parte en área de salud, no obstante, es un especialista que NO receta formulas médicas.

El pánico se combate a partir de su origen, desde la sociedad, estado y salud ofreciendo mensajes con el objetivo de reducir prejuicio y discriminación, contribuyendo al acceso de información en educación de prevención y cuidado.

 

¿Qué situaciones pueden afectar negativamente la salud mental de una persona que vive con VIH y cómo manejar estas situaciones?

 Paola Gómez:

 El principal factor negativo es el rechazo, en los círculos cercanos de las personas seropositivas ya sea por parte de pareja, familia y amigos, al vivir estos escenarios generan pensamientos negativos consigo mismo donde la persona se siente culpable.

Para manejar dichas situaciones, el acompañamiento psicológico es clave puesto que se analiza e identifica la realidad de la persona, donde se trabaja el cómo abordar el tema en caso de querer contarlo, en estos escenarios existe la estrategia de caso índice la cual se puede solicitar al asesor que este acompañando el proceso, se fortalece la comunicación para decirlo y afrontarlo. A esto se suma el hecho de reconocer que vivir con VIH no es impedimento para mantener un estilo de vida como el de cualquier otra persona cuando se mantiene el uso del tratamiento antirretroviral.

 

¿Cómo se puede motivar a las personas que viven con VIH para asistir a los profesionales de psicología?

 Mónica Narváez:

 El apoyo inicia desde los programas de atención integral asociado a la institución de salud que tenga la persona, el profesional médico es clave en el proceso, puesto que hace la recomendación de asistir a consultas psicológicas y acompañamiento, donde se entienda que un psicólogo nunca esta para juzgar, escucha y favorece el proceso de aceptación.

Contar con una red de apoyo es importante en estas situaciones, conectar con espacios seguros donde se pueda resignificar el vivir con VIH es la clave, la motivación se asociada en aprender a vivir con un diagnóstico positivo, sin dejar de vivir, el derecho a ser felices y a gozar de una alta calidad de vida no es exclusivo de las personas seronegativas. Es totalmente válido el escenario de personas que no quieren familiarizarse con el tema o simplemente no les interesa, en estas situaciones el acompañamiento es esencial para detener la cadena de infección, incorporar hábitos de autocuidado, estabilidad emocional y conocimiento de la ruta de medicamentos.

 

¿Cómo el mantener una buena condición física hace una mejora en el estado mental y emocional?

 José Romero:

 Los hábitos de vida saludable son importantes para abordar una situación de salud de toda enfermedad ya sea VIH o cualquier otra, algunos son:

  • Practicar actividad física.
  • Dieta saludable.
  • Dormir bien.
  • Hidratación adecuada.
  • Evitar el alcohol.
  • Realizar pasatiempos y hobbits.
  • Organizar metas (crear horarios).

Incorporar hábitos saludables traen con si una mejora significativa en la calidad de vida.

 

¿Cómo mejora la calidad de vida de una persona seropositiva al tener una salud mental sana?

 Paola Gómez:

 Un pilar clave es mantener una red cercana, cuando se cuenta con una red de apoyo solida donde hay comprensión y soporte desde lo familiar, trabajo y amigos, es un gran incentivo al momento de acceder al tratamiento antirretroviral y posteriormente generar adherencia al mismo. En caso opuesto, al no contar con una red de apoyo estable se pueden desencadenar pensamientos negativos semejantes a creer que no es fundamental el autocuidado y necesaria la asistencia médica y psicológica. Para preservar una buena salud mental debe haber salud integral, física, emocional e inclusive espiritual.

Un gran grupo de personas que poseen un diagnóstico positivo no cuentan con un acompañamiento psicológico, sin embargo, conservan una red de apoyo que ayudan en el proceso. También existen casos de personas seropositivas que nunca han recibido tratamiento psicológico, pero, sus creencias han sido su base de apoyo para afrontar el diagnóstico.

 

¿Cómo se puede acceder a estos servicios en los diferentes centros de salud?

 José Romero:

 Existen dos alternativas para las personas seropositivas de acceder a estos servicios, el primer grupo es de colombianos o extranjeros regular que no están afiliados a una EPS, el segundo grupo son extranjeros irregulares, que no poseen ningún contacto con servicios de salud.

En el primer caso, en un diagnóstico positivo, existe el régimen subsidiado, el cual ayuda al proceso de la afiliación para obtener todo el proceso de atención no solo en VIH, sino en todos los servicios que se ofrece. En cualquier EPS del régimen subsidiado a nivel nacional se pueden consultar todo el proceso de afiliación.

En el segundo caso, inicialmente se debe hacer todo el proceso de regularización, el cual es un proceso rápido en estos momentos, aun así, existen personas que no pueden realizar este trámite porque no cumplen con algunos criterios que el gobierno ha establecido, en estas situaciones existen fundaciones las cuales únicamente facilitan el acceso al tratamiento contra el VIH.

Estos aportes son un gran avance, el saber que se podrá acceder al tratamiento gratuitamente y que va a tener todo el proceso de atención, ayuda bastante en la salud mental a estabilizarse emocionalmente.

Hoy en día el acompañamiento psicológico es un pilar fundamental para así lograr adherencia al tratamiento y asimismo aprender a vivir frente a un diagnóstico positivo reconociendo que no es una sentencia de muerte. Dando lugar a un estilo de vida sano donde se adecuan buenas relaciones interpersonales (red de apoyo), hábitos saludables, información en prevención y autocuidado.

Janeth del Pilar Valencia fundadora y directora de la organización Lila Mujer, comentó sobre la función de su organización y la participación en el Primer Encuentro Nacional de Veeduría ALEP.

Por: Juan Felipe Araque Mora
(foto: Tomada de Realidades360)

Janeth es una mujer que vive con VIH. Donde en 1997 crea una organización de mujeres para mujeres al presenciar el precario sistema de salud, discriminación y desinformación presente frente al VIH fue un gran incentivo para creación de Lila Mujer.

LigaSida tuvo la oportunidad de entrevistar a esta mujer en sus instalaciones durante el primer encuentro del Comité Nacional de Veeduría del proyecto regional ALEP, donde se pudo conocer los propósitos, servicios y obstáculos que se presentan en la actualidad en relación a su experiencia ante la reducción de estigmatización frente al VIH, el apoyo a mujeres que viven con el virus y la promoción de diversas labores sociales donde las mujeres cuentan con una participación activa.

¿En de qué trata Lila Mujer el contexto en que se relaciona?

Lila Mujer es una asociación de mujeres que viven con VIH, nuestro objetivo es llevar un trabajo continuo, mejorando varios aspectos como calidad de vida y salud integral a mujeres infectadas, estos temas también se asocian con derechos humanos, además de componer los diferentes puestos de la organización con mujeres que viven con el virus o que son parte del sector. Hemos llevado a cabo esto desde lo comunitario con nuestros conocimientos. Hicimos un conteo de nuestras habilidades para así poder asignar funciones para cada persona que compone el equipo, a raíz de esto se han hecho varios encuentros a nivel nacional e internacional, para las mujeres que viven con VIH en contexto de pobreza.

Se han construido redes con diversas organizaciones que no están relacionadas con el tema del VIH, pero que a través de estas se puede ayudar a deshacer la desinformación y el estigma frente al virus. Se ha creado la red de Mujeres y Organizaciones de Oriente donde se trabaja el tema de la economía solidaria, a lo cual se gestiona oportunidades de educación a personas que han tenido dificultad de acceder, en respuesta a esto mujeres que ya han contado con esta posibilidad asisten a la causa, donde se han creado grupos de PreIcfes de esta manera se hace un acompañamiento a cada los jóvenes que entraron a la universidad.

¿Cómo la brecha de género vulnera a las mujeres que viven con VIH?

En el feminismo hay una discusión constante en cuanto a las mujeres que viven con VIH debido a que no es un tema relevante en los derechos que se exige en la lucha. Lila Mujer al ser partícipe en los espacios de discusión da visibilidad a la problemática de violencia de género presentes en las mujeres con VIH.

Las mujeres que viven con VIH las cuales asisten a Lila Mujer en su mayoría, el virus ha sido transmitido por su pareja estable o esposo, sin embargo, se debe conocer que los abusos sexuales también hacen parte de la transmisión del virus. Hemos hecho un estudio y llegamos a la conclusión que existe violencia de género en estos escenarios, de igual manera esta problemática debería tener más notoriedad puesto que no ha sido un tema relevante.

¿Qué barreras se han presentado ante los objetivos de la organización en la nueva normalidad?

Atrasó demasiado nuestro trabajo en el sentido donde las mujeres no tenían acceso a la conectividad, a raíz de esto nos dio nuevas herramientas donde se fortaleció la resistencia, permitió potenciar nuestras redes donde se crearon otros métodos de apoyo mediante el seguimiento, haciendo aportes a través de un saludo, grupo de WhatsApp, ver surgir nuevos sueños, conocer realidades y fomentar la lectura, también creamos un voluntariado de trabajadoras sociales y psicólogas para que asistieran a las mujeres frente al tema del coronavirus. De hecho, es buscar estrategias de la resistencia para continuar vivas.

Estamos acostumbradas a la presencialidad, por lo cual no nos atrevíamos a ir a la sede debido a la pandemia que estamos viviendo, sin embargo, una señora cerca de la organización a pesar de no tener relación con el VIH, tomó la decisión de ayudar a organizar la sede, aquí es donde se evidencia que a lo largo de este trabajo la gente se ha sensibilizado y que para aportar en esta situación basta con ser seres humanos.

¿De qué forma proyectos como El Primer Encuentro Nacional de Veeduría ALEP y poblaciones clave ayudan a Lila Mujer a cumplir sus objetivos como organización?

Nos fortalecen, debido a que permiten visibilizar nuestro trabajo. Me ha permitido tener esperanza porque como organización de base comunitaria tenemos debilidades debido a que todo lo hacemos desde el romanticismo, es decir al aparecer una necesidad debemos suplirla como asistir a la madre que tuvo a su hijo y que hoy no tiene que comer, por lo cual debemos ser más técnicas en la creación de planes estratégicos, aun así no hay un equipo de trabajo estable, los miembros siempre son pasajeros, de igual manera siempre decimos hay que soñar para seguir de pie, debemos actuar para lograrlo y cada año afirmamos que será el nuestro. Nos mantiene vivas la esperanza y el saber que si cerramos la puerta no habrá posibilidad para mujer que sea diagnosticada de poder asistir a un ligar de apoyo.

Hemos permanecido y esto es un punto a favor debido a que el dinero que entra en organizaciones de base comunitaria no puede ser acumulado y debe ser invertido, entonces mantener una organización durante 18 años con una sede propia y sostenerse en el tiempo ha sido una de las mejores hazañas que ha hecho Lila Mujer.

El gobierno no brinda información de nosotros, pero saben que existimos cuando nos necesitan en situaciones puntuales, esa negación nos permite fortalecernos entre nosotras, afirmando que sí podemos, diciéndole a las mujeres que pueden lograr lo que se planteen como terminar la primaria o participar en un club de lectura. El apoyo sin discriminación al conocer las realidades de las mujeres, para nosotras es una fortaleza, debemos seguir trabajando en equipo, ya que esto nos permitirá permanecer desde la resistencia, donde debemos transformar constantemente la manera en que resistimos, nos encontramos y abrazamos.

En entrevista con el antropólogo Levinson Niño, hablaremos de la relación entre el consumo de drogas y el VIH.

Por: Oscar Duarte

VIH
(Foto: 1er encuentro Comité Nacional de Veeduría ALEP – Colombia / Levinson Niño. Por: Levinson Niño)

Levinson es antropólogo de la Universidad Nacional de Colombia con conocimiento en políticas públicas y medio ambiente. Su trabajo académico y profesional abarca reflexiones alrededor del conflicto armado en Colombia, la antropología alimentaria y el consumo de SPA (Sustancias Psicoactivas). En este último, su labor, cercana al área de salud pública, le ha permitido desarrollar investigaciones y consultorías desde una perspectiva de las ciencias sociales, a fin de analizar cómo los contextos sociales inciden en los procesos de salud.

En el primer encuentro del Comité Nacional de Veeduría del proyecto regional ALEP y Poblaciones clave, Levinson participó como representante de LANPUD, la cual es una red latinoamericana y del Caribe, dedicada a la promoción y gestión de programas públicos que eliminen la estigmatización y criminalización hacia las personas consumidoras de sustancias psicoactivas. Así mismo, acompañado por representantes de ICW, J+LAC, REDLA+, MLCM+, REDLAC+, ITPC/LATCA, Gay Latino, RedLacTrans y PLAPERTS1; desarrollado en las instalaciones de Ligasida, que es el Subreceptor del proyecto, durante los días 8, 9 y 10 de septiembre.

Con el propósito de trabajar en los alcances de este proceso y su efecto en la calidad de vida de las personas que hacen parte de las redes que representan cada uno de ellos. Esto debido a que el proyecto fue planificado y ahora ejecutado por redes de personas que viven con VIH o hacen parte de las poblaciones clave afectadas por la epidemia.

Durante el desarrollo del encuentro, el grupo de comunicaciones de Ligasida tuvo la oportunidad de conversar con Levinson acerca de la relación del VIH con el consumo de drogas y la importancia del 1er Encuentro del Comité Nacional de Veeduría ALEP.

¿Cuál es la relación entre el consumo de drogas y el VIH?

Existe una relación directa que proviene de la epidemiología, que precisamente se convirtió en el sustento de los servicios de reducción de daños en Europa, puesto que en particular en estos países se presentaron una situación de consumo de sustancias por vía inyectada, en el cual iban asociadas algunas prácticas de riesgo como compartir jeringa y no acceder a material higiénico, en consecuencia, ejercieron una influencia directa en las transmisiones de algunas enfermedades como la Hepatitis y el VIH.

Este mismo contexto aplica en los servicios y estudios que se han realizado en el país, sin embargo, se ha hecho una llamado de atención para que se incorporen otros consumos, en los cuales también hay prácticas de riesgos asociadas, por ejemplo, en el consumo de basuco, debido a la vulnerabilidad de contexto, no se ejercen prácticas de autocuidado, lo cual puede incidir en la propagación de enfermedades virales como el caso del VIH. A pesar de esto, no han recibido igual atención que las sustancias inyectables.

No obstante, el consumo no tiene una relación tan directa con el VIH, ya que, en un mundo ideal si el individuo tiene acceso al servicio de revisión de daños, en donde dispone de material higiénico e información pedagógica, se puede reducir las prácticas de riesgo.

VIH
( Foto: Durante del encuentro Comité nacional de Veeduría ALEP – Colombia / izqu: Mario gama profesional de LigaSda – Der. Levinson Niño. Por: Óscar Duarte)

¿Cómo el estigma relacionado al consumo aumenta la vulnerabilidad de transmisión del VIH?

Al ser una situación ampliamente sistematizada, la primera consecuencia que uno percibe es que las personas no recurren a los servicios de salud, porque temen no ser atendidos por su condición de consumidores de sustancias. La otra barrera está relacionada al registro de datos, a causa de que el consumo de drogas es penalizado por la política colombiana.

De igual modo, el condicionamiento que prevalece en los tratamientos, es decir que somete al paciente a dejar de consumir. A pesar de que hay estudios que presentan que la interacción del consumo con algunos tratamientos retrovirales, no tienen mayor incidencia, sin embargo, se interpone una perspectiva médica moralista que lo exige.

¿Qué barreras se han presentado ante los objetivos de la organización en la nueva normalidad?

Con las nuevas medidas que son requeridas a causa de la pandemia, como el uso de elementos de bioseguridad, se ha presentado una barrera social, al momento de trabajar con las poblaciones vulnerables.

Así mismo se ha presentado un cambio en las dinámicas de consumo, es decir hay más actividad en el nivel domiciliario, en el cual existen prácticas de riesgo, ya que las personas están consumiendo solas o en pequeños grupos sin medidas que prevengan la transmisión de diferentes enfermedades.

Adicionalmente el hecho del encierro hace que se aumente y cambié los patrones de consumo en algunas drogas, por ejemplo, la cocaína, que inicialmente tenía una perspectiva más lúdica, por consecuencia de la pandemia se ha vinculado como una herramienta que ayuda a mantener la productividad. De igual manera el LSD, el cual muchas personas han optado utilizar para sobrellevar la ansiedad.

¿Cómo impacta este tipo de proyectos en correlación a las organizaciones?

Este tipo de proyectos son importantes, porque se enfocan en la incidencia política, es decir promueve que las organizaciones mejoren los procesos tanto de incidencia como organizativos, para posteriormente generar un mayor impacto en las comunidades. En consecuencia, la mayoría de estas sociedades de base comunitaria, se enfocan en obtener una fuente financiación, olvidando otras actividades como sistematizar sus proyectos, para generar información y conocimiento.

Así mismo el proyecto cuenta con diferentes frentes, lo que permite obtener herramientas con relación a las fuentes de financiación y procesos comunicativos, este tipo de opciones ayudan a construir una perspectiva integral, la cual es necesaria al momento de trabajar con poblaciones clave que viven con VIH.

1Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo Con Vih Sida ICW – Latina; Movimiento Latinoamericano y del caribe de Mujeres Positivas – MLCM+; Red Centroamericana de personas Viviendo con VIH – REDLAC+; Red Latinoamericana y del Caribe de Jóvenes con VIH – J+LAC; Red Latinoamericana de Personas con VIH – RedLa+; Coalición Internacional para el Acceso y preparación de Tratamientos – ITPC/LATCA; Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans – RedLacTrans; Red latinoamericana de Personas Usuarioas de Drogas – LANPUD; Plataforma Latinoamericana de Personas que Ejercen el Trabajo Sexual – PLAPERTS –

Dar respuesta al Vih es y seguirá siendo un reto a lograr de forma articulada. Atender los diferentes contextos de vulnerabilidad a los que se enfrentan las personas al momento de ejercer su sexualidad de forma libre y placentera es una labor que requiere de todos los sectores y actores posibles. OBC, ONG’s, EPS, EAPBS, Secretarías de Salud y ministerio de Salud junto con servicios y entidades oficiales de Bienestar social entre otros, estamos llamados a brindar nuestra experiencia y conocimientos para controlar la epidemia. 

En junio de 2019 fue publicado por el Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo el último informe de Situación del Vih, con el fin de conocer cuál es el panorama actual y que caminos se deben recorrer para mejorara la respuesta ante el Vih. Este informe comprende el análisis de la situación desde el  1 de febrero de 2017 al 31 de enero de 2018.

El documento revela que el número de personas viviendo con Vih en el país para dicho periodo asciende a 95.745 personas de las cuales 10.246 corresponden a nuevos diagnósticos.  También se muestra de forma evidente que la epidemia se sigue concentrando en hombres con un 75.1% de los casos, estableciendo la proporción de casos hombre-mujer en 3:1. Aunque en ciertos lugares como la Amazonía o el departamento del Choco el número de casos en mujeres fue más alto, el comportamiento generalizado fue el constatado en Bogotá o Antioquia donde los casos de hombres sobrepasan en tres o más veces el de mujeres (Antioquia: Mujeres 3.018/Hombres: 13.292; Bogotá: Mujeres 3.012/ Hombres 19.148).

La experiencia de LigaSida en diferentes proyectos de gestión e investigación sobre el tema en la capital nos ha permitido reconocer que el mayor número de acciones de diagnóstico oportuno se enfocan en Hombres. Particularmente en HSH, es decir, hombres que tienen sexo con otros hombres, más allá de los hombres Gay. Entre estos, hombres bisexuales, hombres que se asumen como heterosexuales pero tienen o han tenido prácticas sexuales con otros hombres. Estrategias exitosas como Ponte A prueba programa distrital de respuesta al Vih o el proyecto del Fondo Mundial han privilegiado esta población, lo que ha permitido diagnosticar un gran número de hombres cada año. Esto gracias al trabajo mancomunado de entidades territoriales, financiadores, sociedad civil e instituciones no gubernamentales. 

También es claro a partir de esto que las mujeres en muchos casos tienen barreras para acceder la diagnostico salvo que estén en estado de embarazo o en seguimiento para estarlo. De otra forma, se hace difícil acceder a la prueba de Vih. De hecho, mujeres cisgenero lesbianas, bisexuales o hetero están relegadas en la mayoría de acciones que ofrecen los proyectos de Vih salvo que cumplan con factores diferenciadores como vivencia en calle, trabajo sexual, situación de desplazamiento u otras que tengan oferta de servicios por su situación o vivencia particular.

Los esfuerzos durante los últimos años han estado enfocados en generar acciones de respuesta institucional y comunitaria, entre esta el diagnóstico oportuno y de acompañamiento para ingreso a los programa de atención para casos positivos. No obstante, las cifras del Fondo muestran que el 56,6% de los casos prevalentes en el periodo analizado estaban en estado 3 (SIDA) y de los casos incidentes del 42%, lo que pone el énfasis en continuar con las acciones de diagnóstico oportuno pues el objetivo es evitar la enfermedad y aumentar el acceso de las personas diagnosticadas al tratamiento antirretroviral. También muestra el documento que el mayor número de casos en estado SIDA se ubican en aseguramiento subsidiado y en no afiliados. La mirada en este punto se enfoca en el acceso efectivo de las personas a los servicios de salud, en específico a la atención integral en Vih que debe ofrecer los programas de VIh y  la oportunidad para ingresar al SGSSS. Esta es una situación que pervive y debe ser resuelta para asegurar que las PVVS no se enfermen por causa del SIDA y sus efectos.

Otro de los criterios que demuestran los esfuerzos que se vienen realizando alrededor del tema es la indetectabilidad del virus en las personas diagnosticadas. Sobre este punto, se puede verificar que del 88,2% de las personas PVV el 58,7% eran indetectables. 

Para Colombia es de suma importancia poder cumplir con la meta 90-90-90 propuesta por ONUSIDA. Para ello se sigue trabajando desde diferentes espacios y sectores con el fin de diagnosticar oportunamente, canalizar a quienes se diagnostiquen para que puedan acceder al tratamiento antirretroviral y que estas personas generen adherencia al tratamiento con el fin de que pueden llegar a la indetectabilidad del virus. Sin embargo, las barreras se mantienen y esto solo invita a redoblar esfuerzos. La liga Colombiana de Lucha Contra El Sida renueva su compromiso para dar respuesta a la epidemia no solo atendiendo la meta de ONUSIDA, sino también trabajando en temas como Prevención Combinada y la Prep entre otras, con el fin de que el Vih en Colombia pueda ser entendido y abordado desde ópticas innovadoras que redunden no solo de forma cuantitativa sino que realmente mejoren las condiciones de vida de las PVV. Al igual que de todas y todos en el país.

Para mayor información sobre el Informe de Situación del Vih en Colombia: https://cuentadealtocosto.org/site/index.php

La generación actual no ha vivido al margen de lo que es el VIH/Sida. Sin embargo, en el inicio de la epidemia esta fue aludida a ciertos grupo poblaciones duramente estigmatizados por su estilo de vida. Entre estas las personas que consumen Sustancias Psicoactivas (SPA).

Los casos de VIh en personas que consumen algún tipo de sustancia psicoactiva tiende a asociarse con la vía de infección sanguínea (Sustancias inyectadas) y en específico, con el hábito de compartir los instrumentos para su consumo con otras personas (jeringas y agujas).

Por otro lado, se subestima en gran parte el impacto que el consumo de estas sustancias genera en el organismo. La realidad es que el abuso de sustancias psicoactivas incluido el alcohol, pueden acarrear comportamientos desinhibidos que conlleven a prácticas sexuales riesgosas, donde los participantes de estas se vean vulnerables a cualquier contacto directo con el virus.

El consumo y abuso de sustancias psicoactivas puede empeorar la evolución del VIH en el organismo, generando como consecuencia primordial daños ligados al cerebro. Estudios en los cuales se evaluó la intervención de la metanfetamina en una persona que vive con VIH, arrojaron resultados de una evolución negativa produciendo un mayor daño en las neuronas y deteriorando en gran parte el sistema cognitivo, a comparación de aquellas personas que viven con VIH y no consumen ningún tipo de sustancia.  En otros de los casos s se puede afectar la adherencia al medicamento antirretroviral empeorando sus consecuencias en general.

Según el Ministerio de Protección Social de Colombia, el país ha venido enfrentando un creciente reto con el incremento de la población consumidora de drogas inyectables.

Otro de los riesgos es el “poli consumo”, conducta frecuente entre algunos de los grupos poblacionales con mayor prevalencia para el Vih, lo que aumenta la vulnerabilidad a contraer la infección por VIH u otra ITS.

El abuso de ciertas sustancias psicoactivas genera dependencia física y psicológica lo que convierte este fenómeno en un problema de índole social y de salud pública, lo que implica estrategias innovadoras y de alto impacto que tengan como objetivo atender al consumidor/abusador de SPA con el fin de contener los riesgos que estas condiciones implican para la persona.

El primer estudio Nacional de sustancias psicoactivas que se realizó en Colombia fue en el año 1992, pero solo fue hasta un año después cuando se arrojaron los primeros datos sobre el consumo de la heroína, encontrando una prevalencia de 6 personas por cada 10 mil.

El consumo de sustancias intravenosas en Colombia se ha relacionado en varias regiones del país con la epidemia del VIH, la incidencia en aumento de este virus hace que una vez que este alcance el umbral critico equivalente a un 5% crea inmediatamente la necesidad de imponer medidas de prevención que en gran medida se emplean en poblaciones de alto riesgo como lo son los y las trabajadoras sexuales y consumidores de sustancias psicoactivas.

Ante la necesidad de contar con información precisa que considere aspectos comportamentales constituyendo un insumo para la prevención del VIH en la población vulnerable es cómo surge la iniciativa de desarrollar un estudio de prevalencia del virus para la población de personas consumidoras de drogas inyectables.

Aunque, si bien la población consumidora de SPA  inyectadas no fue acogida dentro de los grupos de priorización en el marco del Plan Nacional de Respuesta al VIH/Sida 2008-2011, el Ministerio de Protección Social ve la necesidad de visibilizar estos grupos para adelantar acciones de vigilancia en segunda y así conocer mejor el aporte de los mismos en su perfil actual y futuro de la epidemia en Colombia.

Para mayor información, asesoramiento y acompañamiento sobre el consumo de sustancias psicoactivas y los métodos de prevención para el VIH, el equipo interdisciplinario de Liga Sida estará a disposición para brindar toda la información correspondiente. Comunícate con nosotros al correo [email protected]